Ocasión perdida
Que levante la mano aquella persona que no tenga una decena al menos de grupos de Whattsapp. Y ahora que levante la mano aquella que no esté muy harta de al menos la mitad de ellos.
En cuanto a las nuevas formas de comunicarse pienso que estamos perdiendo una magnífica oportunidad de estar informados acudiendo a las fuentes directas y no tener que pasar por los filtros de los medios de comunicación tradicionales.
El whatsapp es una herramienta fantástica, pero mal aprovechada. Los grupos empiezan muy bien y acaban fatal. A través de esta aplicación se pueden organizar eventos, comunicarse de manera rápida entre las personas que comparten un interés, etc…
Pero siempre acaban llenos de chistes, llenos de videos y fotos porno y muy lejos del objetivo por el que habían sido creados. Resultado: que acabas abandonándolos a pesar de que los tengas en silencio. Una ocasión perdida para aprovecharse de una comunicación rápida y directa.
La otra ocasión perdida son las redes sociales. Ya no son una fuente de información ni siquiera una fuente de entretenimiento. Están convirtiéndose en una fuente de descalificaciones e informaciones falsas y malintencionadas. Para poner un caso que todo el mundo conoce, sólo hay que referirse a las mangas de la camiseta de la selección española de Piqué.
Un tuitero malintencionado provocó una reacción en cadena, seguida por miles y miles de internautas que no se molestaron lo más mínimo de contrastar esta información No hace falta explicar más detalles sobre este caso. Lo cierto es que estamos hablando de fútbol, pero podríamos poner miles de ejemplos de casos en los que la trascendencia sea más importante que el fútbol.
Y es mucho más preocupante perqué según un estudio hecho por la empresa Monsan, los niños de 9 años ya están familiarizados con Internet. El 41 por ciento de los niños de 11 años ya tienen creado un perfil en redes sociales. Y a esta edad, los once años, ya suelen disponer de teléfono móvil.
Dos reflexiones. ¿Qué ejemplo estamos dándolos cuando publiquemos todo el que publicamos en redes sociales? Bueno, lo que se dice bueno, por supuesto que no es.
Y la segunda: ¿por qué los propietarios de las redes sociales no establecen un filtro y un mínimo de edad para registrarse?
Después pasan cosas como ese menor que se va confundir y en lugar de crear una cuenta de Youtube creó un de Google Adwords. Resultado: 100.000 euros de deuda para los padres. Google Adwords perdonó esa deuda, seguramente porque no quería que su nombre se viera envuelto en una polémica sobre el accesos a las herramientas tecnológicas por parte de los menores de edad.